Ahora conozco un poco mas de mi origen, tengo mas razones y herramientas para manejar lo que soy, pero aún así... no hay respuesta al por qué.
Todavía en la noche puedo sentir el aroma de lo que añoro, todavía reconozco aquello que persigo... ¿pero durante cuanto tiempo mas?. Se va de mi... poco a poco mi naturaleza se pierde entre humanos y emociones que poco tiempo atrás ni siquiera comprendía y que han invadido mi alma, enseñándome pero a la vez corrompiendo. Todo se difumina... aquello que fui se aleja en la niebla y no encuentro el camino, pero lo que mas me duele... es que tampoco siento la necesidad de encontrarlo. No sé que es mejor, mi alma completa pero corrupta de odio, amor y sentimiento o aquella mirada vacía que poseía tiempo atrás donde se adivinaba la pureza de mi ser.
Quizás no deba preocuparme, quizás sea solo un paso más, quizás sigo siendo yo. La noche sigue llamándome, los arboles continúan susurrando canciones a mi oído y el viento frío aún acaricia mi piel. Puedo sentirlo, más intenso que antes, cada susurro de la tierra bajo mis pies, cada latido, y siento el cambio, lento pero irremediable, como el caer de la miel...
¿Que ocurrirá entonces? cuando el cambio se detenga o llegue a su final, cuando los latidos que suenan bajo nuestros pies cesen... ¿conoceré las respuestas a mis preguntas?
De momento camino en la noche, mi mundo, con la piel desnuda, dejando que el viento grabe en mi ser su canción de invierno y me devuelva a lo que soy y siempre he sido.
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